Marra Gunea es la consecuencia de mi bagaje como pintor, la suma del potencial artístico y la necesidad de compartir el arte con el entorno. A lo largo de mi práctica se ha ido acrecentando el interés por el método de trabajo y la pedagogía. En mi experiencia como pintor y profesor se ha ido formando el interés por entender la pintura como canal entre el mundo interno y la realidad, que no necesita traducción.

Durante muchos años me he sentido subyugado a la referencia sin poder salir ni un ápice de ella, por cuestiones de vértigo o miedo a explorar nuevos territorios. Es gracias a mi paso por el master de pintura cuando me lanzo a explorar el desapego a la imagen inicial, sin miedo; como un niño queriendo explorar lo que pasa en el lienzo. 

Y es así, con la curiosidad de un primerizo que entra por primera vez en contacto con el medio, como me gusta transmitir los principios de la pintura. La técnica es la muleta en la que nos apoyamos para aprender a caminar pero es el error, la prueba, el mancharse lo que abre paso a la creatividad. 

Si entendemos la pintura como un idioma me siento una persona que está aprendiendo a escribir; se aprende a escribir a lo largo de toda una vida y cuando la letra es legible y entendible uno puede ordenar y matizar lo que va a decir. Es un proceso interminable